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LAS CIVILIZACIONES MEDITERRÁNEAS

5. Parte 5

ROMA 

En Italia, los indoeuropeos debieron compartir el territorio con los etruscos, los fenicios, e incluso los griegos que se habían instalado al sur de la península. Los romanos sólo constituían originalmente un grupo de aldeas humildes ubicadas en la región del Lacio. Sin embargo, con el tiempo se transformaron en los dueños del mediterráneo.  La península itálica se encuentra en el centro del Mediterráneo, entre los mares Adriático y Tirreno. En Italia, las diferencias entre el norte, el centro y el sur son importantes. El norte se encuentra separado del continente por los Alpes. Es una zona de altas montañas, lagos y clima frío. La llanura del río Po es la más importante del territorio. Los bosques alpinos proporcionan buenas maderas.  En el resto de la península predomina el clima mediterráneo, seco, con una breve temporada de lluvias, inviernos fríos y veranos muy cálidos. De norte a sur corre una cadena montañosa, los Apeninos. En el centro corren ríos importantes como el Arno y el Tíber y era antiguamente zona de pantanos.  Las tierras fértiles cultivables (cereales, vid, olivo, frutales) y aptas para la ganadería vacuna son mayores que en Grecia, gracias a los ríos y a la actividad volcánica. En las montañas se crían ovinos y cabras. 

Aquí la etapa monárquica abarcó desde su fundación por los etruscos, que conquistaron la aldea del Lacio a mediados del S. VIII a.C., hasta fines del S. VI a.C., cuando comenzó la república. La sociedad se dividía en nobles (patricios) y no-nobles (plebeyos). Los patricios eran dueños de las mejores tierras, se agrupaban en grandes familias consideradas descendientes de un antepasado común, y ejercían el gobierno de la ciudad. Sólo ellos conocían las leyes, que eran orales. Ocupaban los cargos de senadores, podían ser magistrados, y votaban en las asambleas. Los plebeyos podían ser pequeños campesinos, artesanos o comerciantes. Debían cumplir el servicio militar, pero no tenían derechos políticos.