FALACIAS NO FORMALES 1
1. Falacias no formales
Falacias no formales. Definición, y falacia de “apelación a la autoridad”.
Vamos a analizar algunas falacias, es decir, argumentaciones que aparentan ser correctas, pero no lo son. La incorrección no se detecta exclusivamente mediante el análisis formal sino que se necesita considerar el contenido de lo que se está diciendo. A continuación vamos a analizar algunas de las falacias que aparecen con mayor frecuencia y tienen un mayor poder para confundirnos.
Argumento “Contra la persona”.
Se comete esta falacia cuando se hace un ataque irrelevante a quien presenta una argumentación y se sugiere que este ataque refuta el argumento mismo. El argumento contra la persona es uno de los recursos a los que más frecuentemente se apela cuando es necesario combatir una argumentación difícil. En lugar de desgastarse intentando atacar la argumentación, lo que propone esta falacia es quitarle credibilidad a la persona que la expresa. Este ataque no tiene ningún valor desde el punto de vista lógico, pero puede dar muy buenos resultados desde el punto de vista psicológico.
Existen dos formasdiferentes en las que se puede presentar este argumento: la que se dirige directamente contra la persona y la que apunta a sus intenciones. La primera consiste en descalificar el argumento por la vía de descalificar a quien lo presenta. Es lo que se hace cuando se dice, por ejemplo: “No hay que tener en cuenta lo que dice esta persona porque es comunista”, o “porque es judío”, o “porque es conservador”.
La segunda modalidad no se dirige contra la persona sino contra sus intenciones. En este caso no se dice: “No hay que tener en cuenta lo que dice esta persona porque es tal o cual cosa”, sino: “Al decir lo que está diciendo, esta persona está persiguiendo un fin oculto, por lo tanto no hay que tener en cuenta lo que dice”.
Ésta es una forma de argumentación enormemente extendida. Cuando alguien acusa al gobierno de haber cometido un ilícito, se responde que el acusador está buscando desestabilizar al gobierno; cuando alguien propone que se tome determinada medida económica, se replica acusando a esa persona de querer favorecer sus propios intereses; cuando alguien critica a una figura pública, se contesta que quien hace las críticas está buscando protagonismo.
Puede ser que estemos muy acostumbrados a esta clase de réplica, pero esto no quita que sea falaz. Y es importante entender dónde reside el problema. El punto no es que las acusaciones que se formulan sean necesariamente falsas. Bien puede ocurrir que sean verdaderas. Detrás de muchas acusaciones al gobierno efectivamente hay intentos de debilitarlo; numerosas propuestas de política económica esconden la voluntad de defender intereses particulares; bajo la crítica a ciertas figuras públicas puede haber un afán de protagonismo. Pero el punto es que se puede estar movido por los intereses más mezquinos y al mismo tiempo decir la verdad. Por lo tanto, denunciar el interés que hay detrás de la acusación o de la crítica no alcanza para refutarla. Si se la quiere rechazar, hay que apelar a argumentos orientados a lo que se dijo y no a los motivos de quien habló.