LIBRO MODERNIDAD - POSMODERNIDAD
5. Modernidad-posmodernidad desde las conceptualizaciones de Z. Bauman
Posicionarnos en las categorías de análisis de Z. Bauman permite entender-nos dentro de un contexto social, cultural, económico y político de fragilidad e incertidumbre. Donde cada individuo construye la búsqueda de identidad/es, de diferenciación, contraposición de espacios propios, individuales y con otro/s. Somos ciudadanos “de un mundo moderno líquido, (…) civilización de excesos, redundancia, desperdicio y eliminación de desechos.” (2013:28).
La vida entonces, trata de organizarse entre lo sólido y lo líquido, donde factor tiempo y espacio convergen. Se generan tensiones, pues la fragmentación entre los estados de agregación de la materia (sólido-liquido y gaseoso), generan la incertidumbre de crear y recrear una mirada a futuro sobre qué hacer con nuestra vida, desde una identidad que no porta memoria.
La sociedad de producción del siglo XX da lugar a la sociedad de consumo, donde para Bauman el Estado – Nación ya no cuenta con soportes firmes, viendo alterada su consistencia, su sentido y su propio ser. Las marcas subjetivas son otras, produciendo conflictos y tensiones.
Por lo tanto determinados criterios de la modernidad se hacen presentes cuando aún en la posmodernidad, encontramos en las instituciones, lo que Foucault (1994) llama biopoder, el disciplinamiento y las tecnologías. En estas representaciones, el sujeto complejo que interactúa con el mundo, desde la acción, la emoción y la cognición;”el sujeto sólo adviene como tal en la trama relacional de su sociedad” (Najmanovich, D., Dabas, E. 1995:64).
En esa trama lo más intimo del individuo se vuelve público, la comunidad como lazo social que nos antecede da lugar al gran debate en las redes, de todo aquello que hace a lo más intimo del individuo. La soledad se disfraza de multitudes, los afectos se conectan y se desconectan en lo virtual y efímero de las redes sociales. La mirada con otro se torna ambivalente, construir un mañana o un para siempre, pone en juego el equilibrio entre la seguridad y la libertad del individuo. Sennett (2000) hace referencia a que las nuevas reglas del capitalismo han llevado a otros procesos subjetivos en el mundo del trabajo, tales como flexibilización laboral, que tendrán diferentes consecuencias sociales, económicas y culturales dependiendo de las coordenadas geográficas en que se encuentren los territorios (y sus habitantes) y de la orientación política de los gobiernos de turno.
Las sociedades contemporáneas han visto la caída de los valores universales, donde lo difuso se hace presente, se fragmentan las relaciones humanas y donde el hacer-se cargo de un otro genera la sensación de pérdida de libertad.
En un contexto frágil y sesgado por la inmediatez, los preceptos de “un amor para siempre”, “el trabajo para toda la vida”, por ejemplo, pierden sentido discursivo. Pero al mismo tiempo nos obliga a construir nuestra propia identidad e imaginar un enramado de relaciones humanas duraderas sostenidas desde la frivolidad de la conectividad virtual.