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RÁBADE

1. ¿Qué esperamos de la adopción de la actitud crítica ante el conocimiento?


¿Qué esperamos de la adopción de la actitud crítica ante el conocimiento? 

Es conveniente resumir las funciones que podemos y debemos esperar de una seria actitud crítica. Las resumimos en tres: purificar, delimitar, fundamentar.

La tarea de purificación nos parece la función primaria y el presupuesto de las otras dos. Y es una purificación en una dirección doble: primero, referida a mis propios conocimientos; segundo, referida a aquellos conocimientos que no se originan en mí mismo, sino que se me tratan de imponer desde el contexto cultural, desde tradiciones o autoridades filosóficas, etc. 

En efecto, debo, en primer lugar, llevar a cabo una "fumigación" de mis propios conocimientos, no en el sentido de suprimirlos, ya que esto sería una tarea ficticia e incluso imposible, sino en el sentido de negarles mi confianza mientras no hayan pasado por el análisis crítico. Téngase en cuenta que la persona que se enfrenta críticamente con el conocimiento es una persona adulta; por consiguiente, está cargada de conocimientos, de los cuales unos serán válidos, y otros, no.

Pues bien, para iniciar el análisis crítico del conocimiento, lo correcto, por parte del estudioso, es poner en cuarentena todos sus conocimientos, en espera de encontrar unos principios, fundamentos, reglas o criterios desde los cuales poder decidir cuáles deben seguir contando con su confianza, y cuáles, no.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que bastantes de esos conocimientos se han consolidado de tal manera que adquieren la fuerza determinante de los prejuicios.

No obstante, hay que aceptar que la purificación de los conocimientos propios, muy especialmente de los que adquieren fuerza de prejuicios, es un ideal que, con frecuencia, se queda muy lejos de la realidad, porque es perfectamente posible que nos liberemos de aquellos prejuicios de los que somos capaces de tomar conciencia, pero es muy difícil conseguir que afloren a la conciencia todos nuestros prejuicios. Y no sería extraño que los prejuicios que no afloren sean los que más nos determinan.

Pero no basta con esta tarea de purificación, sino que hay que liberarse también de conocimientos o principios que se nos imponen desde fuera. Especialmente desde el contexto cultural en que vivimos. Asimismo, la Sociología del conocimiento ha sacado a luz el impacto condicionante o determinante de la sociedad sobre nuestro conocer. Y otro tanto debe decirse del propósito de liberarse de concepciones filosóficas o de tradiciones que pueden condicionar nuestro acercamiento crítico al conocimiento. Si coincido con algún filósofo, con alguna tradición, debe ser porque el análisis crítico del conocimiento me conduce a esa coincidencia.

Consideremos la función de fundamentación: si queremos saber lo que vale el conocimiento, e incluso cada uno de nuestros conocimientos, hay que esforzarse por llegar al fundamento o fundamentos desde los cuales esa validación se hace posible. La riqueza de perspectivas desde las cuales puede plantearse el conocimiento humano, pudiendo las diversas perspectivas provocar distintos enfoques en la búsqueda del fundamento, que, en el fondo, suelen ser más complementarios que contrarios.

En tercer lugar, corresponde a la actitud crítica la atención a los límites del conocimiento. En efecto, no hacemos teoría del conocimiento sin más, sino que hacemos la teoría del conocimiento humano, ya que del conocimiento propio de otros seres poco o casi nada es lo que sabemos.