Imprimir el Libro CompletoImprimir el Libro Completo

LEYES DEL PENSAMIENTO. LOS PRINCIPIOS LÓGICOS SUPREMOS

Sitio: Aulas | Uruguay Educa
Curso: LSU FILOSOFÍA 5
Libro: LEYES DEL PENSAMIENTO. LOS PRINCIPIOS LÓGICOS SUPREMOS
Imprimido por: Invitado
Día: sábado, 23 de noviembre de 2024, 08:14

Leyes del pensamiento: los principios lógicos supremos

La ciencia, dice Aristóteles, "se deriva de principios que son necesarios"; y que no necesitan ser demostrados porque son en sí mismos evidentes.

De esta manera, la ciencia, el conocimiento mismo, parte de ciertos principios fundamentales o "puntos de partida", sin los cuales no sería posible pensar con orden, con sentido y rigor lógico.

La lógica tradicional nos habla de los principios lógicos supremos que rigen el proceso del pensamiento. Estos principios son de tal amplitud que se aplican a las distintas ciencias particulares (matemática, física, historia, etcétera).

El campo extraordinariamente amplio de aplicación de las leyes de la lógica se explica por el hecho de que estas leyes reflejan facetas y relaciones de los objetos del mundo material tan simples que se dan en todas partes.

Estos principios lógicos son cuatro:


a) El principio de identidad.

Este principio establece que todo objeto es idéntico a sí mismo y se simboliza de esta manera:

"A es A"

Decir que una cosa es idéntica a sí misma significa que una cosa es una cosa.

Podemos decir que una cosa cambia constantemente, sin embargo, sigue siendo ese mismo objeto, pues si no fuese así, no podríamos decir que ese objeto ha cambiado. Todas las cosas, por mucho que éstas cambien, tienen algo que las identifica, un sustrato lógico que nos permite identificarlas en la totalidad de sus diversas situaciones. La identidad es una ley de nuestro pensamiento, ya que éste reclama buscar la identidad de las cosas. En primera instancia, cuando formalmente aludimos al primer principio lógico llamado de identidad, nos referimos a los objetos o cosas, por lo cual, hablando con rigor, éste sería un principio de carácter ontológico, porque nos referimos a las cosas (recordemos que la ontología estudia los objetos o cosas). Para que fuera un principio estrictamente lógico tendríamos que aplicarlo o referirlo a los juicios o enunciados, diciendo, por ejemplo: que "todo enunciado es idéntico a sí mismo";. Pues bien, es necesario tomar en cuenta esta misma observación al estudiar los demás principios lógicos supremos que postula la lógica tradicional, en los cuales advertiremos siempre un plano ontológico (cuando se refieren a objetos o cosas) y un plano lógico (cuando se refieren a formas lógicas, como los juicios).


b) El principio de no contradicción (no se admite contradicción).

Este principio se enuncia diciendo: "es imposible que algo sea y no sea al mismo tiempo y en el mismo sentido";. En forma esquemática se puede simbolizar así: 

"Es imposible que A sea B y no sea B";

Por ejemplo, no es posible que un objeto sea un libro y no sea, a la vez, un libro. Es posible pensar que el objeto pueda ser algo ahora y no ser ese algo después, pero no al mismo tiempo. Así, lo que antes fue un libro puede ser ahora basura o cenizas. Yo puedo estar aquí ahora y no estar después, pero no al mismo tiempo. Así como el principio de identidad nos dice que una cosa es una cosa, el principio de no contradicción nos dice que una cosa no es dos cosas a la vez. En el plano lógico, de los juicios, este principio de no contradicción nos dice que: dos juicios contradictorios entre sí no pueden ser verdaderos los dos. Por ejemplo: 

  • "Todos los hombres son mortales";
  • "Algunos hombres no son mortales";

En este caso, sólo el primer juicio es verdadero.


c) El principio del tercero excluido.

Este principio declara que todo tiene que ser o no ser "A es B"; o ; "A no es B";. 

Si decimos, por ejemplo, que ";el perro es un mamífero"; y que ";el perro no es mamífero"; no podemos rechazar estas dos proposiciones como falsas, pues no hay una tercera posibilidad. En el principio de tercero excluido es preciso reconocer que una alternativa es falsa y otra verdadera y que no cabría una tercera posibilidad.


d) El principio de razón suficiente.

Este principio, a diferencia de los otros, no fue planteado por Aristóteles, sino por el filósofo alemán Wilhelm Leibniz (1646-1716). 

El principio de razón suficiente nos dice que "todo objeto debe tener una razón suficiente que lo explique". 

Lo que es, es por alguna razón, "nada existe sin una causa o razón determinante".

Dice Leibniz en su Monadología:

Nuestros razonamientos están fundados sobre dos grandes principios: el de contradicción, en virtud del cual juzgamos falso lo que implica contradicción, y verdadero lo que es opuesto o contradictorio a lo falso, [...] y el de razón suficiente, en virtud del cual consideramos que no podría hallarse ningún hecho verdadero o existente, ni ninguna enunciación verdadera, sin que haya una razón suficiente para que sea así y no de otro modo. Aunque estas razones en la mayor parte de las cosas no pueden ser conocidas por nosotros.


Créditos

Prof. Gabriela Solari

ILSU Lorena Arreche