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LA ÉTICA DE IMMANUEL KANT

Sitio: Aulas | Uruguay Educa
Curso: LSU FILOSOFÍA 5
Libro: LA ÉTICA DE IMMANUEL KANT
Imprimido por: Invitado
Día: lunes, 22 de julio de 2024, 19:16

1. La ética de Immanuel Kant (1724-1804)

La ética kantiana se caracteriza por un incondicional compromiso con la libertad humana, con la dignidad del hombre y con la concepción de que la obligación moral no deriva ni de Dios, ni de las autoridades y comunidades humanas ni de las preferencias o deseos de los agentes humanos, sino de la RAZÓN.

Las normas morales y jurídicas de un pueblo se constituían generalmente a partir de las tradiciones religiosas. 

Durante siglos se concibió al Estado como dotado de una religión oficial. 

En la Europa medieval más allá de las diferencias entre los pueblos la religión católica es la fuente de las normas morales y jurídicas que dejan poco margen para el desarrollo de los ideales de la vida individuales que contradigan las tradiciones sociales.

Con la reforma protestante y las guerras de religión del siglo XVII se quiebra la unidad religiosa y la idea de fundamentar la moral y el derecho en la religión cede su paso a una concepción que pretende establecer normas universales fundamentadas racionalmente, que no valgan solamente a un pueblo o cultura determinadas, sino que valgan para todos, sean universales y que no estén basadas en la religión o tradición tengan un fundamento racional.

La ética de Kant está expuesta en: La fundamentación de la metafísica de las costumbres y en La crítica de la razón práctica. En ambos nos encontramos con un intento elaborado de construir una ÉTICA UNIVERSAL DE NATURALEZA RACIONAL.

La base de la obligación, del deber ser, no puede fundarse en nada empírico, pues: aunque deba referirse al hombre, como ser racional, no puede fundarse ni en la naturaleza humana ni en las circunstancias humanas, sino que ha de ser a priori.

De ahí la crítica de Kant a los sistemas morales fundados en contenidos empíricos, a los que llamaremos éticas materiales. En primer lugar, todas ellas son a posteriori: de alguna manera todas ellas identifican el bien con la felicidad, y consideran bueno el objeto hacia el que tiende la naturaleza humana considerada empíricamente, aceptando la determinación de la voluntad por objetos ofrecidos al deseo.


2. La buena voluntad

Según Kant puede haber muchas cosas buenas, como el valor, la decisión, la perseverancia y otras muchas cualidades, pero ninguna de ellas puede ser llamada buena sin restricción. Cualquiera de estas cualidades puede llegar a ser mala y dañina si la VOLUNTAD que ha de hacer uso de ellas no es buena.

La experiencia muestra que la razón no es el mejor instrumento para conseguir la felicidad. Si la naturaleza hubiera pretendido que los seres humanos fuéramos felices, nos habría proveído de un instinto para ese fin. 

Lo que observamos es que entre más cultiva la gente la razón, menos posibilidades tiene de alcanzar la felicidad. Kant concluye que la razón no está prevista para producir felicidad, sino para producir buena voluntad.

La BUENA VOLUNTAD es buena siempre, en cualquier circunstancia y con independencia de que alcance un fin propuesto, es decir que no importa el éxito de la acción. Así que si por ejemplo si hago todo lo posible por ayudar a una persona y finalmente fracaso en el intento, esto no disminuye el valor moral de la acción.

Fragmento 1; La fundamentación de la metafísica de las costumbres Ni en el mundo ni, en general, fuera de él es posible pensar nada que pueda ser considerado bueno sin restricción, excepto una buena voluntad. El entendimiento, el ingenio, la facultad de discernir, o como quieran llamárselos talentos del espíritu (...) son, sin duda, buenos y deseables en muchos sentidos, aunque también pueden llegar a ser extraordinariamente malos y dañinos si la voluntad que debe hacer uso de estos dones de la naturaleza y cuya constitución se llama propiamente carácter no es buena. Lo mismo sucede con los dones de la fortuna. El poder, la riqueza, el honor, incluso la salud y la satisfacción y alegría con la propia situación personal, que se resume en el término felicidad, dan valor, y tras él a veces arrogancia, si no existe una buena voluntad que dirija y acomode a un  fin universal el influjo de esa felicidad y con él el principio general de la acción; (...) por lo que la buena voluntad parece constituir la ineludible condición que nos hace dignos de ser felices.

La Voluntad es buena cuando actúa POR DEBER y no por INCLINACIÓN, esta última supone tendencias de nuestra sensibilidad, es decir lo que deseo por intereses o afectos, sino que la buena voluntad es siempre buena cuándo obra por deber, un deber que está determinado por la razón.


3. Modos de actuar: Clasificación de los actos morales en función al DEBER.


1. Contrarias al deber: Son aquellas acciones que se oponen directamente al deber. Estas acciones son moralmente malas. No importa cuál es el motivo generador. Se actúa de manera contraria al deber cuándo se persigue una inclinación y no la razón.

2. Conformes al deber: Es actuar como indica la razón, pero no porque lo indica la razón.

Estas acciones son moralmente neutras (ni buenas ni malas). Pueden suceder a su vez:

  • Por una inclinación inmediata (es decir, por un deseo de algo que se obtiene directamente al realizar la acción) hacia la acción o hacia los objetos de la acción (como por ejemplo conservar la propia vida, ayudar a un ser querido)
  • Por otro tipo de inclinación, por una inclinación mediata. Por ejemplo, ser egoísta. Se cumple en este caso exteriormente con el deber (a pesar de no sacar ningún beneficio inmediato) pero el motor de la acción no es moral sino que busca el futuro beneficio propio.

3. Por deber: Estas acciones son las únicas moralmente buenas. Esto es actuar como indica la ley moral y que el motivo de esa acción sea el propio mandato de la ley moral: “hacer el bien no por inclinación sino por deber”. La acción por deber es la realización de un fin determinado solamente por respeto a la razón aunque ello implique perjuicios para los fines de la inclinación y los deseos.

Kant analiza el caso de los actos de beneficencia y señala que hacer beneficencia es un deber, pero en realidad muchas personas experimentan un regocijo al efectuar el acto de la beneficencia; en consecuencia, obran conforme al deber, siguiendo una inclinación, pero no POR DEBER, y su acción, aunque no es moralmente reprochable, tampoco es digna de considerarse moralmente buena.

Define DEBER como la necesidad de una acción por respeto a la ley moral. Se trata de una LEY MORAL UNIVERSAL que la razón práctica le da a la voluntad y a la que Kant llama: IMERATIVO CATEGÓRICO.


4. Formulaciones del imperio categórico

  • Yo no debo obrar nunca más que de modo que pueda querer que mi máxima se convierta en ley Universal
  • Obra como si la máxima de tu acción debiera convertirse por tu voluntad en ley Universal de la naturaleza 
  • Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como fin y nunca solamente como un medio.

El imperativo categórico no contiene nada empírico, no nos dice cómo comportarnos, ni propone ningún fin interesado. La voluntad queda libre para dictarse a sí misma las normas de la conducta.

El fundamento del imperativo categórico radica en algún fin absoluto de todos los seres humanos. Y ese fin es que todo ser humano existe como fin en sí mismo y no solamente como medio.

Siendo la humanidad un fin en sí misma, ella es un fin para todos y en consecuencia puede servir como fundamento de una práctica Universal. Esto le permite a Kant fundar el siguiente principio:

Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu propia persona como en los demás, siempre como fin en sí mismo y nunca solamente como un medio.

De lo que se trata de que solamente puedo obrar bien, cuando puedo querer, es decir aceptar por propia convicción, cómo obligatorio para mí, que el principio de mi querer se convierta en ley válida para todos.

Lo moralmente malo sería entonces que el sujeto se permita acciones que no les permitiría a los demás.

El imperativo categórico se convierte así en el fundamento racional de las normas que la modernidad buscaba. Ante la necesidad de obrar el sujeto debe preguntarse si máxima es universalizable o no.


5. Características de la ética kantiana:

1) Deontológica: La palabra deontología es de origen griego, proviene de "déon, -ontos" que significa "lo que es necesario" o el "deber" y "logía" que significa "conocimiento". Es una rama de la ética que se basa en los deberes y no ya en los fines (como las doctrinas teleológicas).

2) A priori: El imperativo categórico no depende de condiciones empíricas.

3) Formal: No dice específicamente qué es lo que debe hacer cada individuo, sino que establece las condiciones generales a las que deben someterse las distintas acciones para que sean consideradas moralmente buenas.

4) Autónoma: cada individuo puede elegir las máximas de sus acciones, con la única condición de que estas sean universalizables.


6. Créditos

Prof. Jimena Tróccoli

ILSU Claudia Álvarez