LSU LITERATURA 6
EL CUERVO
6. Parte 7
Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso,
perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas
pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable
-dije-, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha
otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de
Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a
tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Profeta! exclamé-, ¡cosa
diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado
por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio
desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a
este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te
lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime,
dime, te imploro!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”