CRÓNICAS MARCIANAS. RAY BRADBURY

7. Sexto momento: El encuentro de John Black con su familia.

 

 

Sexto momento: El encuentro de John Black con su familia.

El capitán, al encontrarse con su hermano Edward pasa a ser uno más de los hombres, pierde su racionalidad, se deja llevar por la emoción y los sentimientos igual que los demás ¿Acepta esta ilusión de una posible inmortalidad?

Los personajes se tratan con un lenguaje muy familiar, a través del que no informan sobre la situación de este reencuentro. El capitán siente muy cerca la increíble posibilidad de reencontrarse también con su padre y su madre, con la casa de su infancia, con sus recuerdos más queridos: “El capitán casi cayó al suelo como si lo hubieran golpeado con un arma poderosa” comparación que resulta irónica, porque realmente esto es lo que ha ocurrido, lo han golpeado con el arma más poderosa de todas: la que maneja los sentimientos.

John y su hermano se van corriendo juntos hacia la casa, y vemos una descripción del personaje: “… veía la figura dorada de Edward Black”, ¿los marcianos son así?

“¡Te he ganado!”: le dice Edward, y esto es realmente así, porque es el primero y real enemigo con el que se ha encontrado.

Nos encontramos con una nueva descripción, a través del recurso del polisíndeton (acumulación de elementos a través de la conjunción, la “y” en este caso) de la casa de la infancia, que está igual a como él la recordaba, las mismas costumbres, los mismos aromas, la misma música, y “puertas que se cerraban”…

Cuando el capitán intenta desconfiar, la madre apela a su fe en Dios: “Dios es bueno con nosotros”. La madre le hace sentir que todo lo que lo aleje de allí para retomar su cargo de capitán parece una pretensión inútil. El capitán siente sus sentidos colmados como por una suavidad que parece dormirlo, debilitarlo, se siente muy cansado.

Las sensaciones agradables, los deliciosos aromas y la música no eliminan lo funesto, la idea de que la muerte está cerca.

Se insiste con el aspecto dorado de Edward que se acuesta a su lado en el dormitorio de su infancia. Se nos dice que en la habitación solo se oía la respiración de los dos hombres, no de los dos hermanos.

En ese silencio de la noche, el capitán retoma su pensamiento y comienza a hacerse una serie de preguntas ya que todo esto que ha ocurrido no parece tener una respuesta lógica, con sentido racional. El personaje, a través de oraciones unimembres (de una sola palabra), intuye la naturaleza marciana en estos fingidos parientes y amigos. Comienza entonces a “suponer” posibles hipótesis a través de estilo indirecto libre, repitiendo “supongamos” al comienzo de cada frase, utilizando el recurso de la anáfora. A través de todas esas suposiciones, el capitán va llegando a la verdad de los hechos.