LAS CIVILIZACIONES MEDITERRÁNEAS

8. Parte 8

LA CRISIS DE LA REPÚBLICA Y LA FORMACIÓN DEL IMPERIO

Roma conquistó a Italia gracias a su organización militar. Los territorios más cercanos que había costado mucho someter, fueron anexados, o sea que perdieron su independencia y se los incorporó a Roma. Con los territorios más lejanos se firmaron tratados que implicaban alianzas, pago de impuestos y provisión de soldados para el ejército. Así entonces, al aumentar su territorio, aumentaban sus recursos, sus soldados y también sus ciudadanos. Para el S. III a.C. Roma era una ciudad distinta. La victoria sobre Cartago le dio el control del Mediterráneo occidental y hacia fines del S. II a.C. la derrota de las monarquías helenísticas aseguró el dominio de todo el Mediterráneo. La formación del imperio afectó enormemente a Roma. La república entró en crisis cuando el ejército reclamó su lugar. La victoria militar se transformó en razón para desempeñar cualquier cargo público en cualquier momento. Julio César, militar victorioso, acaparó muchísimos cargos, porque era muy ambicioso, pero además, porque creía que un imperio como el que tenía Roma se debía gobernar con el poder concentrado a perpetuidad en una sola persona. En el año 44 a.C. fue asesinado por quienes se negaban a aceptar una organización imperial basada en el poder personal como la que él proponía. 

Pocos años más tarde Augusto, hijo adoptivo de César, logró armonizar las necesidades de gobierno del extenso imperio romano con las tradiciones republicanas en un régimen político llamado principado. La administración imperial era compartida entre el emperador (controlaba Egipto y las provincias fronterizas o problemáticas) y el Senado (gobernaba Italia y las provincias más cercanas y pacíficas).  Durante dos siglos, la mayor novedad para el mundo mediterráneo fue la paz, que no se conocía desde hacía muchos siglos. A este período se lo conoció como la pax romana (siglos I a III d.C.).