6. Parte 6

 

 

En el primer encuentro de Romeo y Julieta (Acto I, escena quinta) se encuentra una comparación al expresar Romeo sus sentimientos hacia ella: "mis labios como dos ruborosos peregrinos, están prontos a suavizar con un tierno beso tan rudo contacto" (Shakespeare, 108). Peregrino: "dícese de la persona que por devoción o por voto va a visitar un santuario" (RAE, 1574 ), es decir, el creyente que va hacia un lugar sagrado por su fe, por eso, en este caso la comparación tiene las similitudes: el deseo, la fe, la confianza, la esperanza, etc. Se quiere explicar el deseo que tenía Romeo de darle un beso a Julieta. 

En esta comparación podemos ver el pasaje del teocentrismo de la Edad Media al antropocentrismo del Renacimiento. El teocentrismo es una palabra que viene de teos: Dios y centrismo: centro. Significa que el centro del interés del ser humano estaba en Dios. En cambio, en el Renacimiento el centro se traslada al ser humano, como lo indica la palabra antropocentrismo: “antropos: elemento compositivo que significa hombre” (RAE, 156) centrismo: centro. “antropocentrismo: Doctrina o teoría que supone que el hombre es el centro 5 de todas las cosas, y el fin absoluto de la naturaleza” (RAE, 156). Se observa en esta comparación que todavía el vocabulario asociado a la divinidad permanece, pero relacionado a aspectos puramente terrenales. También se produce el empleo de palabras relacionadas con la divinidad en otras comparaciones y metáforas. 

Se explica así el lenguaje religioso del amor humano: "El humanismo renacentista no era tan sólo un resurgimiento de las lenguas y literaturas clásicas; era un intento de rectificar el equilibrio de prioridades devolviéndole a la esfera de lo humano mucho de lo que, así se sentía entonces, la esfera de lo divino se había arrogado injustamente...El lenguaje por el que se "deificaba " a la mujer, y el hombre le otorgaba un sometimiento total de su "fe", constituía una expresión metafórica de dicho ennoblecimiento." (Parker, 38).