2. Formaciones de origen volcánico

La existencia de volcanes en la Luna, así como las inundaciones de los mares por lavas, fueron posibles gracias a una acumulación de calor, en cantidad superior a la que la Luna podía radiar, que dio lugar a una elevación de su temperatura interior. El origen de esta energía térmica, que se acumuló durante un período relativamente breve ocurrido hace unos 4 mil millones de años, se atribuye a los procesos de fisión de compuestos radioactivos, pérdidas por inducción magnética y fricción mecánica generada durante la acreción y por efecto de las mareas.

Los rasgos topográficos generados por la actividad volcánica, sólo fueron modificados por el bombardeo meteórico, y de su estudio se puede conocer valores atendibles de la duración y magnitud del volcanismo, que relacionados a la masa de la Luna y sus vínculos dinámicos con la Tierra permiten ajustar los respectivos modelos teóricos.

Entre los rasgos generados por el volcanismo, los domos lunares invitan a su observación con telescopios pequeños. Pero al ver fotos más detalladas, tomadas por grandes telescopios o sondas, disponibles en Internet, puede afinar la clasificación de los mismos hasta un grado solo mejorable por el examen directo de muestras de sus rocas.