LA REVOLUCIÓN FRANCESA

3. Sociedad y economía. Feudalismo

Antecedentes. Francia en vísperas de la Revolución. Antiguo Régimen. Sociedad y Economía

Sociedad y economía. Feudalismo

“El objetivo de la Revolución era la “destrucción del “feudalismo”” (…) Cuando hablamos de feudalismo, nos referimos ante todo al sistema económico tradicional de un mundo dominado por la economía rural. En 1789, el mundo campesino representaba el 85 por 100 de la población francesa, y la coyuntura económica sufría el opresivo condicionamiento del ritmo de las escaseces y las crisis de subsistencia. En este sistema, en realidad, los accidentes económicos más graves son las crisis de subproducción agrícola, que, en el siglo XVIII, no obstante, la permanente disminución de las grandes hambrunas de los siglos anteriores, constituyen factores esenciales ante los cuales la importancia de la industria queda relegada a segundo término. El tradicionalismo y el atraso de las técnicas agrícolas, evidente en comparación con Inglaterra, refuerza la imagen de un campo “inmutable” en no pocos aspectos. El sistema social seguía aún reflejando, en su conjunto, la importancia de los tributos “señoriales”. La aristocracia nobiliaria, considerada en su conjunto, poseía una parte importante de la tierra cultivable de Francia, tal vez un 30 por 100, mientras que el clero, otro orden privilegiado, tenía por lado del 6 al 10 por 100 de la tierra. Lo más importante – e indudablemente lo que constituye la sobrevivencia más notable de formas medievales- es el peso de los tributos feudales y señoriales que recaían sobre la tierra, y que recuerdan la propiedad “eminente” que detentaba el señor sobre la tierra que, en realidad, poseían los campesinos. Efectivamente, esas cargas, variadas y complejas, constituían lo que los juristas, en su jerga profesional, llamaban “complejo feudal” (complexum feudale). Esta nebulosa de derechos incluía rentas en dinero (el “censo”), y el champart, un porcentaje que debía entregarse sobre las cosechas, y que se hacía sentir mucho más gravosamente que aquél. Había muchísimos otros impuestos, a veces exigibles anualmente y otras veces en forma ocasional, ora en dinero, ora en especie(…)

(…) El campesino francés, en cambio, en gran parte propietario de la tierra y muy diversificado, habrá de desempeñar un papel importante en las luchas revolucionarias junto a la burguesía y contra una nobleza menos omnipotente que la de Europa oriental, tanto desde el punto de vista social como económico.