BIBLIA: "GÉNESIS" CAPÍTULOS 1 -2 - 3

5. Capítulo 3. Capítulo 3: Tentación, caída, Protoevangelio (Primer Evangelio)

5.6. Parte 6

 

  
 

Al hombre y a la mujer los castiga imponiéndoles penas correlativas a su misión y naturaleza: la mujer, madre que parirá a sus hijos con dolor y será esposa dominada por su marido; y el hombre deberá trabajar para poder alimentarse. Ambos perderán además, como lo había anunciado al imponerles el precepto, la inmortalidad: "... ya que del polvo eres y en polvo te has de convertir..."

Dios había impuesto un precepto grave que afectaba al hombre en su ser esencial (moriría) de criatura dependiente de Dios. Le manda reconocer su ser y situación de creatura y no salirse de ella apeteciendo privilegios divinos (la orden está formulada en la prohibición de comer del árbol de la ciencia del bien y del mal). El hombre al transgredirlos (al comer del fruto prohibido) tentado por la serpiente, atenta contra la soberanía de Dios y reniega de su ser de criatura.

Es pues, un gravísimo pecado de orgullo por parte del hombre: "He ahí el hombre que ha llegado a ser como uno de nosotros..." (plural de majestad y plenitud, propio de la religión monoteísta).

El hombre y la mujer pecaron y los dos son expulsados del paraíso terrenal. La expulsión es necesaria además para impedir el acceso al árbol de la vida (pues cree Dios que también podrían osar comer de él, ahora que son mortales).

Los querubines y la espada flameante son imágenes tomadas de las que se sirve el autor para expresar la idea de que la pérdida del paraíso fue irrevocable.