QUÍMICA DEL CARBONO

1. Química del carbono

 

 

La Química del Carbono

La Química Orgánica es la parte de la química en la que se estudian los compuestos integrados por carbono y sus reacciones. Existen muchas sustancias formadas por moléculas orgánicas (medicamentos, vitaminas, plásticos, fibras sintéticas y naturales, hidratos de carbono, proteínas y grasas). Los químicos orgánicos estudian la estructura, funciones y reacciones de las moléculas. También desarrollan procedimientos para sintetizar compuestos que pueden mejorar la calidad de vida de las personas. Esta parte de la química ha afectado la vida de los siglos XX y XXI. Ha perfeccionado los materiales naturales y ha sintetizado sustancias naturales y artificiales que han mejorado la salud, aumentado el bienestar y favorecido la utilidad de casi todos los productos que actualmente usamos en situaciones habituales: la ropa que vestimos, los muebles, los objetos que adornan nuestra casa, etc.

Química orgánica y vitalismo

Durante mucho tiempo existieron gran cantidad de preguntas acerca de la materia que constituye a los organismos vivientes.

Los estudios de Lavoisier con respecto a la materia evidenciaban una característica singular: la capacidad que tenían estas sustancias para la combustión. Parecía que los únicos productos capaces de arder tenían que proceder de la materia viviente. En el siglo XVII se creía que la materia procedente de organismos vivos podía degradarse en materia mineral por combustión u otros procesos químicos pero no era posible hacer en el laboratorio el proceso inverso.

A comienzos del siglo XIX Berzelius sugirió que existían dos tipos de materia en la naturaleza: la materia orgánica o materia propia de los seres vivos y la materia inorgánica. Para justificar las diferencias entre ambas se admitió que “la materia orgánica poseía una composición especial y que su formación era debida a la intervención de una influencia singular o fuerza vital exclusiva de los seres vivos y cuya manipulación no era posible en el laboratorio”. A esta creencia se la llamó vitalismo.

En el siglo XIX Luis Pasteur estudió el origen de algunas enfermedades. También estudió la fabricación del vino. Sus estudios demostraron que no existía la “fuerza vital” o “vegetativa”.

Friedrich Wöhler (1880 -1882), químico alemán ayudante de Berzelius, realizó experimentos en el laboratorio con una sustancia inorgánica conocida como cianato de amonio (NH4CNO)

Observó que esta tenía la misma composición que la urea extraída de la orina de un perro.

Antes de los aportes de Wölher los químicos creían que para sintetizar sustancias orgánicas era imprescindible la intervención de la fuerza vital. El experimento de Wöhler eliminó las diferencias entre el conocimiento de las sustancias orgánicas e inorgánicas.

Los químicos consideran hoy compuestos orgánicos a aquellos que contienen átomos de carbono en su estructura, además de otros elementos (hidrógeno, oxígeno, nitrógeno, azufre y los halógenos).

En la actualidad a la química orgánica se la llama también química del carbono.