1. Argumento de autoridad

 

 

 

 

  1. Argumento de autoridad.

El acto de creer en lo que otros dijeron se llama apelar a la autoridad. Se trata de algo inevitable porque nadie puede hacer por sí mismo todas las comprobaciones necesarias para dar por bien fundada cada cosa que decimos. La apelación a la autoridad es una forma de ahorrar tiempo y esfuerzo. Pero esta apelación a la autoridad no debe hacerse de cualquier manera. Tiene que ocurrir que:

  1. la autoridad invocada sea aceptada por todos;

  2. existan argumentos que justifiquen por qué reconocemos a esa autoridad;

  3. los argumentos puedan ser sometidos a examen en cualquier momento; y

  4. siempre debe ser posible criticar la opinión que cuenta con el apoyo de la autoridad.

El caso típico son las publicidades que ofrecen un tratamiento capilar cuya eficiencia fue científicamente confirmada por el doctor X de una la Universidad de Europaa. Un aviso de este tipo combina la apelación a la fama de las universidades europeas con la dificultad práctica de verificar la afirmación: nadie sabe muy bien cómo contactarse con esa Universidad ni quién es el doctor X. Lo mismo ocurre con ciertas dietas que, según se dice, fueron aprobadas por tal o cual universidad de los Estados Unidos, o con las frases del tipo: “En una universidad norteamericana se demostró que la teoría de la evolución es falsa”. Así es posible introducir medias verdades o información incorrecta sin que nadie esté en condiciones de controlarlo.