PENSAMIENTO DE LA ILUSTRACIÓN

4. Rousseau

Jean-Jacques Rousseau.

El Contrato social (1762) está en el centro de la obra de Rousseau (1712-1778).

Relación con sus contemporáneos: el éxito social y burgués de Voltaire le produce horror.

Se pelea con Voltaire, con Didérot, con Grimm, con Hume. Mientras que Voltaire y Didérot se aburguesan

Ideas políticas:

Democracia antes de la posibilidad real de la democracia.

El tema que domina los Discours es la injusticia de la sociedad; la bondad de la naturaleza es un tema secundario.

Estado de naturaleza.

pero que no es exclusivo de Rousseau. Cuando habla del hombre natural, no piensa en forma alguna en la prehistoria. Piensa en si mismo y en los buenos salvajes de América y de otros lugares, descritos en las narraciones de viaje» leídas por él con pasión ("Pasé mi vida leyendo narraciones de viajes").

el análisis de Rousseau tiene un alcance sociológico. Muestra el dominio de la sociedad sobre los individuos, la red de coacciones que establece, el peso que tiene sobre la vida de cada cual. Liga el nacimiento de la sociedad con la aparición de la propiedad, la autoridad con la salvaguardia de los intereses. No considera el poder ni como una esencia teológica, ni como una construcción jurídica, ni como una conquista" militar, sino como una suma de intereses. El Discours sur l'inégalité posee así acentos premarxistas, subrayados por Engels en su Anti-Düring

Robert Dérathé se ha dedicado a probar que Rousseau no sólo rechaza la concepción hobbesiana de la naturaleza salvaje, sino también la concepción inversa de la sociabilidad natural, sostenida por los teóricos de la ley natural. El estado de naturaleza no es, para Rousseau, ni una guerra general, ni una vida sociable, sino un estado de dispersión y de aislamiento.

Sin duda, el hombre es bueno en este estado de naturaleza. Pero donde el hombre es más feliz es en la sociedad naciente, es decir, en un estado intermedio entre el estado de naturaleza y la sociedad establecida

El contrato social está inspirado por la pasión de la unidad. Unidad del cuerpo social, subordinación de los intereses particulares a la voluntad general, soberanea absoluta e indisoluble de la -voluntad general, reinado de la virtud en una nación de ciudadanos.

El contrato de Rousseau no es ni un contrato entre individuos (como en Hobbes) ni un contrato entre los individuos y el soberano. Esta última forma de contrato es particularmente extraña al pensamiento de Ruosseau, que rechaza cualquier forma de contrato de gobierno, bien se trate de fundamentar el absolutismo (como en Grocio o en Pufendorf), bien de fundamentar la libertad.

Mediante el pacto social, cada uno se une a todos. El contrato se formaliza con la Comunidad:

"Cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general, y recibimos colectivamente a cada miembro como parte indivisible del todo. Cada asociado se une a todos y no se une a nadie en particular; 'de esta forma, no obedece más que a sí mismo y permanece tan libre como antes

Nada ata al soberano; pero, según la teoría de Rousseau, no puede tener interés contrario a los particulares que lo componen.

Por consiguiente, el soberano es esa voluntad general que es la voluntad de la comunidad y no la voluntad de los miembros que constituyen esa comunidad. Existe una diferencia, de naturaleza y no de grado, entre la voluntad general y la voluntad de los particulares. Rousseau ve en la voluntad general el mejor refugio contra las obstaculizaciones de los particulares.

El contrato social garantiza, a la vez, la igualdadya que todos los asociados tienen iguales derechos en el seno de la comunidad– y la libertad que, según Rousseau, depende estrechamente de la igualdad. Según Locke, el individuo es libre de hacer cualquier contrato; Rousseau estima, en cambio, que la soberanía del pueblo es la garantía más segura de los derechos individuales y la libertad es la obediencia a las leyes. La libertad, lejos de estar amenazada por el soberano, sólo puede ser realizada por el soberano. Podría decirse, parafraseando la fórmula de los existencialistas, que el individuo mediante el contrato se condena a ser libre.

El hombre realiza su libertad obedeciendo a las leyes:

"Un pueblo libre obedece, pero no sirve; tiene jefes, pero no amos; obedece a las leyes, pero no obedece más que a las leyes; y es por la fuerza de las leyes por lo que no obedece a los hombres"

Vemos, así, que la libertad en Rousseau es muy diferente de la libertad en Locke. Locke asocia libertad y propiedad; Rousseau, libertad e igualdad. Para Locke, la libertad es conciencia de una particularidad; para Rousseau, es ante todo solidaridad. Para Locke la libertad es un bien que se protege; para Rousseau, una posibilidad que se realiza.

Soberanía

el soberano es la voluntad general, de la que la ley es expresión:

"La voluntad del soberano es el soberano mismo. El soberano quiere el interés general y, por definición, no puede querer más que el interés genera



la monarquía, de la que hace una viva critica;

la aristocracia,'que puede ser hereditaria o electiva. La aristocracia hereditaria es un sistema detestable, pero "el que los más sabios gobiernen la multitud es el orpen mejor y más natural";

por último, la democracia, es decir —según la terminología de Rousseau la confusión del poder ejecutivo y del poder legislativo. Este tipo de gobierno es prácticamente, irrealizable; por otra parte, presentaría peligros, pues no es bueno que el que hace las leyes las ejecute, ni que el cuerpo del pueblo desvíe su atención de las concepciones generales para otorgarla a los intereses particulares.

"Si hubiera un pueblo de dioses, se gobernaría democráticamente. Un gobierno tan perfecto no conviene a los hombres"

Finalmente, Rousseau se abstiene de recomendar una u otra forma de gobierno: "Cada una es la mejor en ciertos casos, o la peor en otros". Rousseau, después de haber seguido un camino tan diferente del de Montesquieu, no está muy lejos de concluir como él

Ideas religiosas

Rousseau piensa, como Hobbes, que es necesario asociar estrechamente poder civil y poder religioso y "reducir todo a la unidad política, sin la cual no habrá nunca Estado ni gobierno bien constituido".

Rousseau distingue su religión civil de las religiones antiguas y del catolicismo romano. Sólo contiene un reducido número de dogmas positivos: "La existencia de la Divinidad poderosa, inteligente, bienhechora, previsora y proveedora, la vida futura, la felicidad de los justos, el castigo de los malvados, la santidad del contrato social y de las leyes". Un único "dogma negativo": la intolerancia. Pero si Rousseau excluye la intolerancia, también excluye del Estado a todo el que no acepte los dogmas de la religión civil.

Robespierre se acordará de Rousseau cuando trate de organizar el culto al Ser-Supremo.