2. Parte 2

La mirada de Gregorio se dirigió después hacia la ventana, y el tiempo nublado –se oían repiquetear gotas de lluvia en el cinc del alféizar– lo puso completamente melancólico. “¿Qué pasaría –pensó– si durmiese aún otro poco y me olvidara de estas extravagancias?”. Pero esto era del todo irrealizable pues estaba acostumbrado a dormir sobre el lado derecho, y en su situación actual no podía adoptar esta postura. Por más que se esforzara en mantenerse sobre ese lado, al balancearse volvía a caer de espaldas. Mil veces trató de repetir la operación. Cerró los ojos para no tener que ver aquella agitación de patas, y cejó en su empeño cuando empezó a sentir en el costado un dolor ligero y sordo, imperceptible hasta entonces.