Origen de la energía solar

1. La energía solar posibilita la vida en la Tierra

La Tierra se traslada alrededor del Sol en una órbita elíptica de muy escasa excentricidad. Por eso la distancia entre nuestro planeta y el Sol no varía demasiado, equivale aproximadamente a unos 150 millones de kilómetros. El globo terráqueo a medida que se mueve recibe la luz de nuestra estrella. La energía que recibe la cara dirigida hacia el Sol, la cara que está de día, es remitida casi en su totalidad al espacio, especialmente después de que la parte calentada haya girado por efecto de la rotación terrestre y se encuentre en la cara opuesta al Sol, la cara nocturna. Como consecuencia de esta alternancia de energía recibida y emitida, la superficie terrestre se mantiene a una temperatura que la hace habitable.

Sin embargo, hay que precisar que no toda la energía solar incidente es reemitida al espacio: una parte de ella se combina químicamente en las plantas. El hombre y los animales viven de la energía solar almacenada en las plantas. Cuando nos calentamos con carbón o petróleo, utilizamos también la energía absorbida por las plantas en períodos anteriores de la historia de la Tierra. También las turbinas de nuestras centrales hidráulicas funcionan gracias a la energía solar, porque los rayos solares evaporan el agua del océano y alimentan los ríos con la lluvia.

Cada kilómetro cuadrado de la superficie terrestre dirigida hacia el Sol recibe una irradiación de 1,36 kilovatios. La radiación total recogida por la superficie terrestre equivale a casi 200 billones de kilovatios. Por grande que pueda parecernos esta cantidad, es ínfima en comparación con la energía que el Sol emite cada segundo en todas direcciones. Si queremos expresar en kilovatios la energía radiada por el Sol necesitaremos un número de 24 cifras. El globo terráqueo recibe solo una mínima parte de este total.

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