LA REVOLUCIÓN EN EL RÍO DE LA PLATA Y LA BANDA ORIENTAL (II)

3. Parte 3

La casi inmediata invasión portuguesa en agosto de 1816 dificultó la aplicación del Reglamento, pero éste reveló tendencias al igualitarismo social bastante insólitas en el marco generalmente conservador del movimiento independentista hispanoamericano.

Simultáneamente con su gobierno de la Provincia Oriental, Artigas difundió sus ideas federales entre las provincias del Litoral e Interior argentino, algunas de las cuales lo reconocieron como su representante frente al absorbente centralismo bonaerense proclamándolo "Protector de los Pueblos Libres" y encargándolo de la dirección de la política de todas ellas en relación con la ciudad capital. 
Así se formó la Liga Federal, integrada por Corrientes, Entre Ríos, Misiones, Santa Fe, Córdoba y la Provincia Oriental. El constarle crecimiento de su influencia y prestigio atemorizó tanto a Buenos Aires (por su federalismo) como a los portugueses (por su republicanismo), y en agosto de 1816 estos últimos invadieron la Provincia Oriental (con la complicidad o consentimiento tácito de Buenos Aires), con la intención de destruir al caudillo y su revolución. Vencidos Artigas y sus lugartenientes por la superioridad numérica y material de los portugueses comandados por Carlos Federico Lecor, Montevideo fue ocupada el 20 de enero de 1817, pero la lucha continuó por tres largos años en el medio rural. 

Indignado ante la pasividad de Buenos Aires, Artigas le declaró la guerra al tiempo que enfrentó a los portugueses con ejércitos que se vieron diezmados por sucesivas derrotas. No obstante, sus subordinados como integrantes de la Liga Federal, Francisco Ramírez, gobernador de Entre Ríos, y Estanislao López, gobernador de Santa Fe, consiguieron llevar una campaña victoriosa contra los centralistas bonaerenses que pareció implicar el triunfo del federalismo. Pero la esperanza duró poco porque ambos caudillos entraron en acuerdos con Buenos Aires que desnaturalizaban la prédica artiguista, se rebelaron contra él y lo dejaron solo para ser aplastado por los lusitanos. 

Ya sin recursos y sin hombres aptos para la lucha, que fue casi de exterminio, Artigas se retiró al Paraguay en setiembre de 1820 y desapareció de la vida política de la región.