LIBRO AUGUSTE COMTE

3. La teoría social

Abordar las categorías de análisis de Auguste Comte,  permite trabajar con el concepto de teoría social y paradigma, por ser dicho autor considerado como el creador de la sociología y del positivismo. La conjunción de las dos palabras: teoría social, son complejas y arduas en su definición. La primera (la teoría) responde a una extensa bibliografía para definirla, lo que demuestra que hay una variedad de miradas y posiciones sobre la misma. Lo social nos acerca a la dimensión o ámbito de la realidad, entonces la teoría social dará cuenta de la realidad social a través de dicha teoría. En nuestra disciplina en particular, y en las ciencias sociales en general, es difícil encontrar un consenso unánime sobre lo que es la teoría. Podemos acercarnos al concepto a través de la siguiente definición “La teoría entonces “(…) es un conjunto de hipótesis que ya han sido probadas (…) y por lo tanto, sirven de guía para la tarea de investigación en cualquier tarea.” (Passano, L. 2016:31)

Cuando aplicamos la teoría en la práctica estamos representando la realidad, es lo que denominamos modelo desde el ámbito educativo que nos convoca. El concepto de modelo, guarda relación con el concepto de teoría social ya que el mismo es un “constructo hipotético que genera sus efectos en la realidad.” (Nuñez, V.1990; p. 34) Trabajar con y desde un modelo constituye la posibilidad de tener una guía, una orientación que pone en diálogo permanente teoría y práctica, establece entonces coordenadas para pensar la realidad, y al mismo tiempo constituye el marco para nuevas categorías. El sociólogo en su labor parte también de un modelo, de un marco teórico que le permite, dialogar, dar sentido, conceptualizar y tomar decisiones ante su quehacer. Posibilita además nuevas perspectivas de análisis ante determinados fenómenos sociales, generando conocimiento mediante el método científico.


¿Qué es un paradigma?

Reflexionar sobre la teoría social implica abordar el concepto de paradigma, como así también al significado que ha tenido el saber, el conocimiento a lo largo de la historia de la humanidad. Cuando historiamos no debemos olvidarnos que interpretamos hechos del pasado, desde una perspectiva actual, es decir, nos guiamos por nuestras preocupaciones, intereses, puntos de vista, concepciones del ser humano, de la sociedad y del conocimiento.

Cada idea dominante del saber, guarda relación con cada período histórico y con las condiciones concretas en las que las personas viven. La búsqueda del conocimiento ha sido una invariable en la historia del ser humano. Ese encontrar o buscar diversos aspectos del conocimiento está relacionado con la realidad social de la época, los intereses, los comportamientos, sentimientos y pasiones humanas. En esa búsqueda del conocimiento, aparecen los primeros pensadores griegos que intentaron comprender el origen del mundo y de los fenómenos naturales. En la filosofía griega, el pensador griego, toma una actitud especulativa ante el mundo, buscando verdades absolutas y relativas. Así el tema central pasa por la construcción del universo, su composición; luego el concepto de comprender la realidad mediante el número. Se intentaba entonces comprender el mundo en términos cuantitativos, anunciando por lo tanto, los intentos positivistas que dominarán el pensamiento científico durante siglo XIX.

La interrogante o la preocupación del funcionamiento del universo, conlleva a cuestionarse cómo podemos conocer. Entonces el ser humano pasa a ser el centro, como sujeto sapiente, se comienza a cuestionar la validez del pensamiento, su capacidad para conocer. Con Sócrates se consagra la orientación antropológica de la filosofía, él afirmaba que la verdad está implícita en el conocimiento humano y que tan solo precisaba ser extraída y clarificada. Comienza por lo tanto el racionalismo, el conocimiento humano como clave del comportamiento. Platón, como discípulo de Sócrates, entiende que lo auténtico no son las cosas sensibles sino las causas, el mundo sensible no es más que una copia imperfecta del mundo de las ideas.

Aristóteles, sucesor de Platón, retoma el dualismo alma y cuerpo, y modifica su sentido. Para él alma y cuerpo son dos elementos inseparables que constituyen al ser humano y los denomina materia y forma. Concluía que todo saber está fundamentado o sustentado por un interés. Ese saber no es objetivo, pues está íntimamente ligado a la comunidad que le dio origen y supeditado a sus mismas contingencias. Esos intereses, según Aristóteles, son los que lo guían a su búsqueda de conocimientos. A su vez, estos conocimientos, pueden ser técnicos o prácticos. El interés técnico da cuenta de determinadas reglas que permiten controlar la realidad. Mientras que el interés práctico hacen referencia a aquellos valores que llevan al hombre a actuar prudentemente o sensatamente. El conocimiento desde esta perspectiva va más allá de regularidades y regla, centrándose por lo tanto en los significados de las comunidades donde se producen. Jerarquiza el rol de la observación de las cosas como única forma de obtener el conocimiento, y ello surge de la confrontación de la observación con el intelecto y no por el poder intuitivo del alma. El pensamiento de Aristóteles, como uno de los principales filósofos clásicos, dominó el pensamiento occidental hasta el siglo XVII.

En el siglo XIX e inicios del siglo XX la teoría se vuelve ciencia aplicada, cuyo objetivo es buscar la eficacia social, el conocimiento está fundado en el interés técnico, por lo tanto lo que se busca es controlar la realidad.

Entonces la neutralidad del conocimiento científico parte del postulado de que todo conocimiento ha de ser objetivo. El discurso positivista domino todo el siglo XIX hasta 1960, donde la ciencia entra en crisis. Esta crisis implica que la comunidad científica se organiza baja unos intereses determinados, que guardan relación con su forma de ver o entender la realidad. El conocimiento no avanza por acumulación, es necesaria la pluralidad de métodos para permitir el progreso de la ciencia. Según Echeverría “desde 1970 cabe hablar de una proliferación de concepciones sobre la ciencia, sin que haya ninguna central ni determinante” (1998: pp13-14). La filosofía positivista de la ciencia comenzó su crisis a partir de 1962, cuando Kuhn en su obra “La estructura de las revoluciones científicas”, da comienzo a una nueva mirada, una nueva concepción y porque no decirlo, un quiebre de un paradigma hegemónico hasta el momento.

La ciencia se abre entonces a la cultura y a la sociedad. Es aquí cuando lo plural y complejo deviene a la ciencia y por lo tanto el carácter unificador que Comte le había otorgado a la misma, pierde validez.

Se hace necesario entonces abordar el relativismo científico de Kuhn, en su obra “la estructura de las revoluciones científicas”, donde introduce nuevos postulados: paradigma, inconmensurabilidad, relativismo científico y revolución científica.

Entendemos por paradigma, a un modelo o patrón aceptado por los científicos de una época determinada que se impone a otros paradigmas rivales. La ciencia presenta anomalías, preguntas sin responder, donde el paradigma hegemónico tampoco puede dar solución. Entonces se presenta una crisis, un problema, donde el paradigma dominante no encuentra respuesta, es aquí cuando se abre el camino para la superación de la crisis, aparece un nuevo paradigma, el cual superará al anterior.

El conocimiento, el saber, progresa mediante el siguiente axioma abierto:

Pre - ciencia – ciencia normal – crisis – revolución – nueva ciencia normal – nueva crisis. Para Kuhn la ciencia es el resultado de un proceso sucesivo, en constante proceso evolutivo y transformación.